El marco suele ser el límite entre la pintura y la realidad. Pero esto no siempre es tan sencillo. En ocasiones, el marco forma parte de la obra de arte (como en los casos en que el artista pinta el marco para encuadrar sus frescos), en otras lo sobrepasa y en otras más parece que lo engulle. En este breve post queremos centrarnos en el marco (sí, suena raro), ya se lo merecía.
La idea del marco es realmente antigua. En los frescos hallados en algunas casas de Pompeya, así como en algunos de sus diseños de mosaico, encontramos que ya los antiguos romanos enmarcaban sus obras (ver ilustración) o añadían detalles pictóricos para enmarcar alguna escena central. En la Alta Edad Media, los marcos seguían las líneas arquitectónicas y funcionaban como retablos para sostener las obras religiosas.
Fresco con marco, encontrado en Pompeya
Antiguamente los marcos solían ser elaborados por los propios artistas; pero esa práctica está claramente en desuso. Los marcos son importantes porque nos aportan información sobre el gusto estético de la época. Por ejemplo, en el siglo XVII, en los Países Bajos, abundaban las molduras sencillas, pero en la Italia de la misma época los marcos solían ser suntuosos y curvos. El marco oval fue muy utilizado en el Rococó y durante la segunda mitad del siglo XVIII, los marcos estaban llenos de coronas de laurel y dentículos.
Al no ser considerados, en sí mismos, una obra de arte, muchos marcos originales de grandes pinturas se han perdido. Una práctica relativamente común en algunas galerías consistía en quitar los marcos originales para uniformar todos los marcos de las obras y darle unidad estética a la galería (vean la pintura de Karl Louis de Preusser: En la Galería de Desde, 1881: verán la uniformidad de la que les hablo).

No es muy aventurado pensar que existan marcos tan o más bellos que las obras que encuadran. El marco suele ser el límite entre la obra y la realidad. En los museos y galerías, en donde se acumulan cuadros y más cuadros, los marcos son defensores de sus obras y ayudan a distinguir unas de otras. En algunos casos, los marcos hacen juego con la obra resaltando algún aspecto o contrastándolo. Es el caso del cuadro: Tres perritas (We the people), en donde el marco dorado y ondulante, más propio de una obra sacra barroca, hace juego con una pintura informal y monocromática de tres canes (que normalmente no suelen ser considerados sacros).

En otros casos, el marco es utilizado como parte de un trampantojo, es decir, una ilusión óptica en la que las figuras del cuadro interactuan con el marco mismo (ver imagen).
¿Has puesto atención a los marcos? ¿Cuáles son tus marcos favoritos? La próxima vez que acudas a un museo de arte puedes proponerte disfrutar de los marcos, independientemente de las pinturas que encuadren (o quizá disfrutar el interjuego de ambos).