Son numerosos los inventos y descubrimientos que damos por sentado. Nos hemos acostumbrado a ellos y los percibimos como si siempre hubieran estado ahí.
Me parece que el escorzo se encuentra dentro de ese selecto grupo de grandes inventos/decubrimientos que han marcado la pauta para el desarrollo del arte que conocemos, sin que quizá seamos conscientes de ello. Como buena parte de los grandes inventos y descubrimientos de la antigüedad, el escorzo es también una aportación de los griegos (esos griegos verdaderamente estaban en todo).
Una rápida comparación entre el arte egipcio y el griego nos servirá para ilustrar qué es y cuál es la relevancia del escorzo. Como veremos el arte egipcio carecía del escorzo y por ello sus murales nos resultan tan peculiares.
El arte de los egipcios
Para mantener este blog dentro de una lectura breve, solo resaltaré una de las características del arte egipcio, que nos ayudará a entender lo novedoso de la aportación del arte griego.
Lo que queremos resaltar del arte egipcio es que:
- Su forma de representar el mundo se basaba en la perfección. Cada dibujo debía ser la representación más clara posible del objeto en cuestión. La imagen de abajo (El jardín de Nebamun, 1400 a. C) es un claro ejemplo de ello : se trata de un estanque en donde cada elemento es pintado desde el ángulo y plano desde el cual puede ser distinguido de la mejor manera. El estanque esta visto desde arriba, pero los peces están pintados no desde el plano aéreo sino lateral, porque es desde esta perspectiva de donde se obtiene la silueta más clara de un pez; igual pasa con las aves (si el egipcio pintor hubiera mantenido el plano aéreo solo veríamos la cresta de los patos, eso no es muy claro ni perfecto). Lo mismo con los árboles, no importa la perspectiva sino la claridad y la perfección de las siluetas. La intención es que cada elemento se vea lo mejor posible desde su mejor ángulo, aunque los objetos no guarden proporción ni respeten el plano de unos con respecto de otros (ver foto abajo, El jardín de Nebamun, 1400 a. C).

Esta es la razón por la cual los murales egipcios representan las famosas representaciones humanas de perfil: el rostro se muestra en un perfil lateral, el pecho y abdomen se muestran frontalmente (porque es su mejor ángulo) y los pies nuevamente lateralmente (aunque esto no corresponda con el cómo vemos un cuerpo humano de modo «realista). Así cada elemento del cuerpo humano se visualiza del modo más claro posible.
Otro aspecto destacable es que para los egipcios el tamaño de una figura podía guardar relación con su importancia. Así, en un mismo muro podía aparecer una figura muy grande representando a un señor importante, acompañada de muchos personajes pequeños que representaban su servidumbre.
El escorzo griego.
A diferencia de los egipcios que pintaban naturaleza y seres humanos a partir del conocimiento de las siluetas y las figuras; los griegos, a partir del siglo VI a.C., trataron de representar la realidad de un modo más parecido a cómo era percibida por sus ojos.
Este cambio de postura implicó toda una revolución: en lugar de pintar o esculpir a partir del conocimiento tradicional que se tenía de los diferentes objetos y asignar tamaños y lugares dependiendo de su significado, los griegos empezaron a observar y a descubrir nuevas cosas acerca de cómo vemos a los los objetos y al ser humano. Gracias a este cambio de perspectiva comenzaron a aparecer nuevas representaciones humanas que experimentaban con la postura y el movimiento (el arte egipcio no se caracterizaba por experimentar; mantuvo sus referentes y reglas por siglos).

Con el tiempo, los griegos descubrieron que para pintar de un modo más realista era importante esconder ciertos elementos del los objetos para respetar la perspectiva del observador. Así, por ejemplo, en la ilustración la derecha (Aquiles y Ajax jugando, 500 a.C.) vemos que la mano izquierda de Aquiles apenas aparece y nos obliga a imaginarnos la postura flexional en la que debe estar su brazo (oculto detrás de su cuerpo). Esto, impensable en el arte egipcio, es el escorzo: no se debe pintar todo el objeto como hacían los egipcios, solo aquello que capta el ojo del observador desde un ángulo fijo.
Gombrich (1950) nos señala un caso más evidente del uso del escorzo entre los griegos. En la foto que está debajo del siguiente párrafo, se puede apreciar jarrón con una pintura única: el pie izquierdo del personaje principal esta pintado de frente y en lugar de representarlo por completo (como los egipcios), el pintor solo nos muestra los dedos vistos de frente como cinco sencillos círculos en hilera. Dice Gombrich (1950) al respecto: «Puede parecer exagerado detenerse en tan pequeño detalle, pero es que éste significó nada menos que el arte antiguo estaba muerto y enterrado».
Así pues el escorzo, que muestra y oculta para así no solo representar un objeto, sino el ángulo de quien observa es posiblemente el mayor invento artístico de los antiguos griegos.

Gombrich, E. H. (1950) La historia del arte. NY: Phaidon.
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