Ya en la publicación sobre el tenebrismo y Caravaggio habíamos hablado algo sobre la representación espiritual de la luz como una característica central del barroco.
En esta publicación analizaremos otro elemento fundamental para comprender la arquitectura barroca: la teatralidad y sus usos para crear un impacto emocional en el observador.
El mejor ejemplo para analizar la luz y la teatralidad en el barroco es el trabajo que Gianlorenzo Bernini realizó en 1645 en la capilla Cornaro del templo de Santa María della Vittoria (Roma). En esta capilla, Bernini montó literalmente un teatro para una dramatización espectacular: «El éxtasis de Santa Teresa». Para no extendernos solo destacaremos cuatro elementos:
1 El techo.
En el techo, Bernini diseñó un deslumbrante fresco ilusionista con ángeles y esponjosas nubes, algunas de las cuales estaban pintadas, pero otras estaban moldeadas en estuco labrado. Con este efecto, Bernini desaparece los límites entre pintura, escultura y arquitectura. Parece una escenografía integrada en la arquitectura. Este fresco inspiraría otros más espectaculares como el de Andrea Pozzo en la Iglesia de San Ignacio (Roma). Gracias a la ilusión y a la perspectiva este fresco hace verdaderamente difícil al observador distinguir los límites entre la pintura y la estructura arquitectónica. Frente a la limpieza arquitectónica del Renacimiento, el Barroco utiliza todos los elementos posibles para transmitir un impacto emocional.
Bernini Pozo Bernini
2 El edículo.
En el centro de la capilla encontramos un edículo que se curva hacia adelante como si una fuerza de expansión lo doblara. En el escenario interior se encuentra la figura de Santa Teresa de Ávila y el ángel. Esta figura se encuentra hábilmente iluminada por una ventana oculta detrás del frontón del escenario. Esto es novedoso: Bernini deliberadamente ocultó la ventana para que la luz apareciera misteriosamente iluminando su escultura. La autonomía de la arquitectura, típica del renacimiento, queda cancelada: aquí la ventana y la luz sirven solo para resaltar la escultura y la pintura en su interior. Todas las artes se fusionan para comunicar una idea religiosa. Esta ventana oculta la utilizará siglos después Luis Barragán en la famosa capilla de las monjas capuchinas.
3 Palcos laterales.
La teatralidad del espacio queda totalmente explícita si notamos las paredes laterales de la capilla. Ahí Bernini colocó asientos de palco en los que el artista representó a algunos miembros de la familia benefactora de la construcción de la capilla. Para Bernini, el milagro religioso está sucediendo frente al espectador.
4 La escultura.

Bellísima, dramática. Bernini representó un texto autobiográfico de Santa Teresa en el que cuenta cómo un ángel atravesó su corazón con una espada de oro, produciéndole un delicioso éxtasis (eso sí, espiritual). Todo el escenario del que hemos hablado se ha montado para resaltar esta escultura. El arquitecto-pintor-escultor ha procurado sumergir al espectador en el evento mismo sin ahorrar en dramatismo y teatralidad. Estas características, en menor o mayor medida pueden encontrarse en diferentes ejemplos del barroco.

Esta es una de las arquitecturas más extravagantes y ornamentadas. La arquitectura barroca se decoraba con muchas estatuas, columnas y gárgolas, como también solían utilizar diversos elementos y materiales de fantasía
Me gustaMe gusta